Inicios de autobiografía

 Desde muy chica tuve tanto la escritura como la lectura muy presente.

Mis papas siempre insistieron en que lea así que un paseo anual que nunca podía faltar era ir a la feria del libro y comprar libros que duren el póximo año hasta la siguiente y así sucesivamente. Esto sucedió desde que tengo memoria, y cuando llegue a la adolescencia ya tenía yo misma la iniciativa de leer. Creo que tuve dos hitos respecto al campo comunicacional y la escritura. Ambos surgieron cuando llegue a primer año del secundario, primero tuve que leer un libro llamado "El inventor de juegos" de Pablo de Santis, y como lo trabajaron varios cursos el colegio decidió invitarlo. Como gran fanatica, compré y leí la trilogía de este libro, y cuando la profesora planteo que podíamos hacerle preguntas al autor fuí la primera en saltar como loca. Fuí la única de mi curso que participó, le realicé preguntas de los libros y de su vida como escritor y me sentí totalmente realizada. Fue un gran primer acercamiento con la lectura y la escritura, ¡ambas al mismo tiempo y con algo de mi interés!

Por otro lado, toco ver crónica de guerra y noticia periodística en prácticas de lenguaje, quede fascinada con la idea de ser lo que llamaríamos corresponsal de guerra.

Actualmente sigue siendo mi sueño, pero lamentablemente no es compatible con el futuro de vida que quiero, por lo que me limito a estudiar comunicación e intentar

ser eventualmente una periodista medianamente decente.

De allí en adelante, nunca dejé de leer, tengo una cantidad de libros juveniles que hoy en día considero banales pero que han hecho mis tardes mas felices cuando no

tuve más que hacer.

Mi abuela también fue una gran impulsora de la lectura en mi vida. Desde chica me llevó a pasear por la calle Cabildo a revisar promociones de libros infantiles y cuando crecí comenzamos a chocar un poco respecto a gustos ya que ella me lleva 70 años y empezó a recomendarme libros en los que no coincidiamos pero hoy en día seguimos compartiendo risas mientras leemos revistas de moda juntas y compartiendonos articulos de la actualidad, así que no hemos perdido la únion en ese aspecto.

Respecto a la escritura tuve un tiempo de mi adolescencia donde gestionaba mis emociones escribiendo, así que se podría decir que tuve mi momento de quinceañera que sufría en su diarío intimo. Con el tiempo aprendí a hablar las cosas y deje de plasmarlas en papel, y aunque no me arrepiento de abrirme con el mundo, me gustaría no haber perdido el hábito de escribir aunque sea un poco de mi día en papel, o escribir algo de algo ya que debo admitir que era bien constante.

Logicamente uno nunca deja de escribir. Recuerdo utilizar cada proyecto o ensayo escolar que tenía para hablar de los temas que a mi me gustaban u orientarlo a que sea un escrito que me represente al 100% y que cuente un poco de mi. De esta forma muchas veces logré conectar con profesores tanto por intereses en común como por interés de ellos en mi vida, por lo que me sentía realmente escuchada y encontraba en estos pequeños escritos un momento para contar algo de mi esencia. Esto tambien me llevó a encontrar mi lugar en la oratoria porque mis habilidades de escritura me llevaron a proyectos de disertaciones y charlas a distintos grupos de personas que pudo unificar los tres ambientes.

Una vez terminado el secundario, no logré seguir escribiendo por mi cuenta. No me nacía, me costaba obligarme a hacerlo y realmente no sentía necesidad de plasmar lo que me pasaba, así que mi escritura se limitó a lo academico.

Antes de seguir la carrera de comunicación, decidí intentar el profesorado de matemática pero realmente nunca me encontré en ella, le faltaba las grandes cuotas de humanidad que yo tenía en la cabeza constantemente. Por lo que decidí volver a mi impetud

Sin importar esto, no dejé de leer. Al iniciar la facultad, me costó bastante sostener libros de mi interés pero aprendí a leer textos academicos de gran complejidad (comparandolos con los escolares) y disfrutarlos de igual manera. Disfrutarlos, entenderlos y reproducirlos entendiendo que tocaba frenar los libros de romance o dramas juveniles para sentarse a leer horas, textos que no siempre me gustarían pero que al fin y al cabo, hoy en día hacen que mi proceso universitario sea ameno.

Pretendo reencontrarme paulatinamente con la escritura a lo largo de mi carrera universitaria, y espero siempre disfrutar la lectura, sin importar que esté leyendo.

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